Dios viene al mundo para hacer pleno al hombre. Así, esta característica tiene relación con el despliegue de todas las dimensiones de la persona concebida en relación filial con Dios, llamada a ser su imagen y semejanza. Se trata de una integralidad que quiere estar inserta en las actividades que el colegio desarrolla.
Para Dios, todos y todas somos iguales en dignidad y todos tenemos igual derecho a desplegarnos como personas. Soñamos que este colegio sea un microcosmos de la sociedad que esperamos pues, en último término, el Reino es la reconciliación de la sociedad en Cristo, lo que exige relaciones e instituciones justas.
Nuestra propuesta es popular, porque asume la educación como propuesta pedagógica, ética y política de transformación desde y con las comunidades. La transformación no es neutra; tiende a la promoción social, porque ante situaciones de injusticia y necesidades de sujetos concretos, se compromete en su superación y, desde allí, en la construcción de una sociedad justa, incluyente, fraterna, solidaria, democrática y participativa.
Nuestra mirada del mundo viene de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. De esta experiencia religiosa compartida, provienen una acción con Cristo que trabaja en la realidad y una pedagogía que se caracteriza por asumir a la persona en situación, que busca el bien, la verdad, la belleza y el conocimiento.
Por educación de calidad entendemos la que forma la totalidad de la persona, potenciando el desarrollo de todas sus dimensiones, la que valora su ser único y su pertenencia socio-cultural, favoreciendo la construcción y el aprendizaje de conocimientos, actitudes y habilidades. Es aquella educación que capacita para mejorar la calidad de vida personal y de la comunidad, incorporando a las personas a la vida del país y comprometiéndose en la construcción de una sociedad más justa.